Tras una hora de camino más o menos, llegamos a un bonito pueblo encaramado en la ladera de una montaña, con sus calles formando peldaños de una enorme escalada. En lo más alto, ligeramente separado del pueblo, domina e imperia el pequeño cementerio.
Mas tarde, comenzámos una larga caminata hacia nuestro destino final. De repente, una cabra nos miraba con ojos preocupantes y pronto descubriría que tenia razón.
Tras una hora y media de marcha llegamos a nuestro destino. Merecia la pena la caminata, pues el sitio es maravilloso, Sierra Nevada se presentia a lo léjos.
Mientras descansábamos algunos compañeros comenzaron con la barbacoa, llegando las primeras risas entre todos.
Despues de la comida comenzaron las sevillanas, el bailoteo de unos cuantos y la curiosidad del resto. Y asi fue trascurriendo la tarde apaciblemente.
Con buen ánimo emprendimos el regreso, el paseo era agradable, iba todo demasiado perfecto, de repente , resbalé en una piedra y terminé empapado. ¡Hay que ver, en el primer vádo! Aquello tenía una ventaja, ya estaba empapado asi que no tenia que preocuparme por sortear el resto de vados, directamente cruzaba por el agua. Una hora más tarde, llegamos a Torvizcón, donde tomamos un café. Una vez recuperados de la caminata decidimos volver a Granada.
Fue un día genial, rodeado de buena gente, de compañeros que aun no conocia, pues llevo poco tiempo viviendo en Granada, y menos aun siendo socio de SAPAME, eso si, en la proxima excursión me informaré convenientemente de las vicisitudes de la excursión y demás contratiempos posibles, no es que me queje, hubiese sido perfecto sin el arroyuelo dichoso, pero como todos sabemos nada es perfecto. 
Doy las gracias a mis compañeros, los que me ayudaron y a todos los que compartieron alegria en este día en la montaña!
¡ A ver cuando repetimos otra!
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