El pasado jueves tuvimos la suerte de participar con el proyecto europeo “Identidades y prácticas en evolución. Comparación de las culturas profesionales en trabajo social Alemania/España/Francia”. Nos visitaron alumnos y alumnas de intercambio protagonizado por CES RAMON Y CAJAL. Estos alumnos, eran procedentes de Alemania y Francia. Fueron acompañados por una interprete por grupo, el director de CES RAMON Y CAJAL, el tutor de una alumna del centro haciendo prácticas en la asociación, y dos alumnas más. Todos estos alumnos cursando estudios del ámbito social. La jornada, comenzó con una charla informativa y presentativa de la asociación SAPAME. Protagonizada por José Domingo, vicepresidente, María Salazar, socióloga y trabajadora de la asociación y Jessica, usuaria y vocal de esta. José Domingo le explica, que la asociación ha sido fundada por los mismos usuarios cubriendo la necesidad de ser comprendidos y de tener un apoyo entre iguales sin la ayuda de ningún profesional. La asociación lleva fundada 12 años, empezando como un grupo de apoyo mutuo entre amigos. La asociación no ha parado de crecer, así como la demanda hacia ella. María Salazar despeja todo tipo de dudas y atiende a los alumnos internacionales, que, curiosos, hacen todo tipo de preguntas. Continua Jessica, que, como usuaria y vocal de la asociación, habla un poco de su experiencia en SAPAME y como la ha ayudado a ella. A continuación de explicar a grandes rasgos la importancia y por qué se fundó SAPAME, así como lo que ofrece y despejar todo tipo de incógnitas de los alumnos, estos, procedieron a participar en el taller de Creatividad llevado por Ayelén donde se practica “Arte terapia”. La coordinadora de este taller quiso hacer una dinámica con todos los alumnos y los usuarios que acuden a este. La dinámica comenzaba por un ejercicio de meditación para olvidarnos un poco, de donde veníamos, que hacíamos ahí y centrarnos en el “yo” y en el “ahora”, así como la emoción que estábamos sintiendo. Esta emoción, debíamos asociarla a un color, y por el contrario asociar un color también a la emoción opuesta a la que sentíamos. Una vez canalizada, había que reflejarla en el papel, pero no de manera ordenada ni sistematizada, más bien, de manera vivencial. Una vez acabado, colgamos todas las obras de arte juntas con pinzas y cada uno, si le apetecía, exponía como se había sentido. Fue genial compartir y ver tanta diversidad de emociones, pensamientos, culturas y caracteres. Fue una experiencia muy enriquecedora.
