Calor, calor y mas calor... Un día caluroso, tanto que parecía haberse adelantado el verano a la recién llegada primavera. L@s soci@s de Sapame así como gente de la Fundación Escuela de Solidaridad, estuvimos en Montefrio este pasado Domingo, en un lugar llamado: “Las peñas de los gitanos”; paraje natural de extraordinaria belleza con encinas, un manto verde de hierba fresca y dólmenes megalíticos considerado todo el recinto conjunto arqueológico, en perfecto estado gracias a la labor de conservación que lleva a cabo la empresa que gestiona este enclave.
El lugar recibe el nombre, por un asentamiento de personas de esta etnia que hicieron de él su refugio, en un momento histórico de intolerancia hacia el pueblo gitano donde no se les permitía vivir a menos de 5 Km del casco urbano. Paqui nuestra guía nos trasmitió sus conocimientos de prehistoria y de botánica, nos explico las propiedades de algunas plantas, también conocimos una gran variedad de orquídeas silvestres, el significado de dolina (especie de excavación natural en la tierra donde se produce una laguna). Realizamos un juego, en el que, con los ojos tapados teníamos que emitir el sonido del pájaro y encontrar al compañero que representaba el mismo canto. Además de su sabiduría, también nos trasmitió su entusiasmo por la conservación del lugar, y nos dio una explicacion sobre los enterramientos megaliticos, haciendo un simil entre la morfologia del dolmen y el aparato reproductor femenino capaz de dar vida. También a la sombra de una encina nos contó un cuento muy bonito, sobre la importancia de vivir plenamente, después nos tumbamos en la hierva para hacer una meditación bioenergética guiados por Paqui, en la que sentimos el contacto con el centro de la tierra y el cielo cargando de energía nuestros corazones.
Comimos al pie del cortijo y descansamos un rato, posteriormente entre bromas y risas nos tomamos un café en un bar cercano. Seguidamente nos desplazamos por un camino empinado, llegamos a un cortijo donde nos dijeron que teníamos que volver sobre nuestros pasos y coger un camino hacia la izquierda. Así lo hicimos, nos fuimos desperdigando y algunos llegamos al poblado Ibero-Romano que nos gusto mucho sobre todo las vistas del lugar. A la vuelta paramos en la fuente los linares, nos refrescamos, bebimos agua, nos despedimos y emprendimos camino a Granada.
Desde aquí recomendamos este maravilloso lugar y damos las gracias a Paqui por hacernos pasar un día inolvidable.
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