Ya estamos de vuelta, del viaje a Extremadura. El primer día hicimos parada aprovechando el camino hacia Cáceres en Mérida: “Ciudad, fundada bajo la dominación de Roma, adquirió una importancia notable, situándose entre las grandes urbes del imperio”. Dimos un paseo por el casco urbano pudiendo apreciar que aun perduran restos de aquella grandeza, visitamos el Teatro y el Anfiteatro Romano, tomamos un café calentito que era lo que apetecía con la tarde de frió que hacia y por ultimo, visitamos el Museo Nacional de Arte Romano, lleno de piezas de época Romana recuperadas del Yacimiento Emeritense.
Y por fin, sobre las 21:00 aproximadamente llegamos a Cáceres, donde nos esperaba, la cena y el merecido descanso.
El Domingo día 5, nos levantamos tempranito, desayunamos y nos dispusimos camino al Parque Natural de Monfragüe, el viaje transcurrió tranquilo, y por un paisaje de Dehesas que invitaba a las hadas y los duendes a acompañarnos hasta Villa Real de San Carlos, allí vimos un vídeo en el que pudimos apreciar toda la belleza del Parque, acto seguido hicimos una parada en El salto del Gitano, donde pudimos hacer fotos y ver al buitre leonado sobre volando el entorno, la lluvia no nos dejo subir hasta el Castillo como estaba previsto, pero aun así mereció la pena.
Por la tarde, visitamos el Santuario de la Virgen de la Montaña Patrona de Cáceres, donde algunas personas tuvieron la oportunidad de escuchar misa. Desde la Montaña de la Mosca donde se encuentra el Santuario disfrutamos de unas vistas panorámicas de la Ciudad Cáceres y tomamos un cafelito con un pastel, por cierto, un sitio muy recomendable por su precios económicos, la tarde estaba un poco lluviosa y decidimos no ir al Parque del Príncipe, nos quedamos dando un paseo nocturno por el casco histórico de Cáceres, donde una vez pasas cualquiera de sus arcos que abren la Muralla, entras directamente en una época tan lejana, donde solo nuestra presencia, recuerda a la sociedad actual.
El lunes 6, nos levantamos aun más temprano que el anterior. Nos esperaba un día muy intenso, salimos para Guadalupe. Desde el autobús pudimos apreciar el esplendor del paisaje Extremeño, concretamente el entorno de las Villuercas, la zona de montañas más altas de la Región. Después de dos horas, llegamos al destino, el autobús nos dejo en la Plaza de Guadalupe cuya fuente central queda empequeñecida ante la grandeza del Monasterio de Santa María de Guadalupe. Nos dispusimos a hacer cola, para la tan esperada visita, pasados unos minutos entramos y enseguida comprendimos el por que había merecido la pena un viaje de dos horas, seguidamente dimos un paseíto por el pueblo y echamos un ratillo de compras en las tiendas de los alrededores.
A las 13:30 como estaba previsto almorzamos en la hospedería del monasterio, un sitio también a recomendar ya que la comida y el servicio fue muy bueno y local de una belleza espectacular.
Por la Tarde llegamos a Trujillo tierra natal de Pizarro, después del día que habíamos pasado lluvioso, el tiempo nos dio una tregua y pudimos disfrutar de una tarde maravillosa, con una puesta de sol donde entorno natural y monumental se difuminaban como si de un cuadro hiperrelista se tratara, un poco apretados de tiempo vimos la Alcazaba, La Casa Museo de Pizarro, El Casco Histórico y la Plaza Mayor, después como siempre el esperado cafelito.
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