Voy a omitir los nombres de las yeguas y caballos, pues no tomé nota de los nombres y me acuerdo sólo de Notaria la que yo me subí. A Notaria y otra yegua blanca, la cepillamos entre los hombres y Guadalupe que se unió a nosotros y a la blanca las mujeres. Según Fernando ellas dejaron a la yegua más limpia. Nos gustó esa experiencia, poniéndoles el bocado posteriormente con la ayuda de las féminas expertas que nos habían ayudado a cepillar a las yeguas.
Seguidamente ya guapeadas las yeguas les pusimos la montura con la ayuda de las expertas y Fernando. Montándose este en una yegua y nuestra compañera Guadalupe en la otra pasando al picadero donde Fernando con la ayuda de Guadalupe, nos iba indicando como debíamos de coger las riendas de las yeguas y caballos. Y como darle suavemente con los pies para que andarán.
Tras estas explicaciones de como llevar a las yeguas y caballos, sacaron tres más, subiéndonos cinco personas. Sacando Fernando otra yegua. A mi me tocó en principio ir acompañando a otra persona que iba montada en una yegua. Así como los otros compañeros y compañeras hacían lo mismo. El paseo a pie por los alrededores de la ermita Nueva de Dílar y por los secanos, nos gustó mucho, tanto a las personas que iban montadas, como las que íbamos a pie. No olvidaremos esos momentos, que estuvimos con las yeguas, los caballos y las personas que nos enseñaron a montarles.
Al llegar a unos almendros, las personas de Sapame que iban subidas en los animales, se bajaron. Y dimos tiempo a los caballos y yeguas a descansar y comer algo de hierva que había. Yo me subí en Notaria y aunque por los almendros había ligeros lomos. los sorteamos bien.
Lo repito la experiencia fue inolvidable. Ya en las cuadras, observamos como Fernando con un cazo, les echaba avena a las yeguas y caballos, pues al poco tendrían que salir otra vez, así que a la tarde noche les echarían paja y más comida.
En el mismo lugar en donde nos tomamos el desayuno de media mañana, antes de empezar la sesión de equinoterapia, en un verde prado cerca de la ermita Nueva de Dílar comimos, muy agusto en la hierva. Despidiéndose tras la comida la mayoría de de las mujeres de Sapame. Quedándose con los hombres Raquel Avi.
Estuvimos en mi casa tomando café, descafeinado y té con pastas. Relajadamente, lo pasamos bien.
Desde estas lineas os invito a venir con nosotros/as en otra ocasión. José Domingo Morales Morell.
1 comentario:
Leyendo este comentario estoy disfrutando igual que si hubiese estado en persona. la verdad es que el contacto con los animales me gusta.
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