martes, 20 de marzo de 2018

Embrujados por la Alpujarra Granadina

Si Hechizadas y embrujadas quedamos las 23 personas que el 3 de Marzo del actual año, recorrimos parte de la Alpujarra Granadina. El día amaneció nublado no muy frio, por el momento no acechaba lluvia. Tras la espera de un compañero que se retrasó, las personas de Sapame que ocupábamos un amplio microbús de treinta plazas. Partimos hacia Soportujar ilusionadas por saber la historia de las brujas en dicho pueblo. Llegamos bien, a la entrada del pueblo y al lado de una cabeza de más de dos metros de una bruja encantadora. Nos esperaba Celia, nuestra guía en Soportujar. Amablemente nos condujo al centro del pueblo, que nos resultó acogedor y con unas vistas del entorno montañoso espectaculares. Tras desayunar y degustar una torta rellena de chocolate, que estaba muy buena y que nos ofreció Carmen prima de Nuestro compañero Nicolás y cortó y repartió la apaña Susana, también compañera nuestra. Llegamos a un mirador, que lo presidia una escultura de una olla gigante y dos brujitas haciendo una pócima. Las vistas eran relajantes, con las montañas y el verde embriagador. Callejeando por estrechas callejuelas, fachadas blanquecinas y alguna cuesta pronunciada llegamos a la Iglesia, que nos resultó acogedora. La culminación de la visita fue ver el museo de las brujas, en el cual con gorros de brujas algunas personas se hicieron fotos, mientras Celia nos contaba la creencia de que en Soportujar hubo brujas. El cielo amenazaba lluvia mientras subíamos a Trevelez. Donde nos mostraran en el secadero Ruta de Trevelez, un secadero de jamones., donde estos colgaban dando un característico e intenso olor a jamón. Tras explicarnos amablemente el proceso de curación de los jamones, Nos obsequiaron con un vasito de vino de la costraviesa y un trozo de pan con chorizo y salchichón de ellos, Tras lo cual andando por las estrechas y empinadas calles de Trevelez, llegamos al barrio bajo donde comimos y seguidamente ya con una ligera lluvia partimos para Capileira. El agua caía suavemente y las calles del pueblo vacías, era la hora de la siesta. Entrando en un bar acogedor a descansar y tomar algo calentito. Tras lo cual fuimos al museo de arte y costumbres, recibiéndonos amablemente Mercedes, la guía del museo. Nos recibió amablemente y respondió a cuantas preguntas le hicimos.Llego la hora de retornar a Granada capital con la satisfacción de una buena convivencia entre las personas que íbamos y el maravilloso entorno.
Animaros para otra vez compartir un buen día con nosotros/as.



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