lunes, 14 de abril de 2014

Dos Estrofas para Semana Santa: inspirando Walt Whitman

1.-
Llego fortalecido por la música, con mis cornetas y mis tambores
no sólo ejecuto marchas para reconocidos victoriosos; ejecuto marchas
para los sojuzgados y para las personas asesinadas.


¿Sabías que es bueno ganarse el día? ¿ganar la jornada?
También digo que es bueno caer: las batallas  se pierden con el mismo espíritu con que se ganan.

Redoblo y aplaudo por los muertos;
soplo en mis instrumentos de viento mi canción más fuerte y alegre en honor a ellos.

¡Vivas para los vencidos!
¡Y para aquellos cuyos buques de guerra se han hundido en el mar!
¡Y para aquellos que se han hundido en el mar por sí!
¡Y para cuantos generales perdieron contiendas y todos los héroes derrotados!

¡Y los innumerables héroes sin nombre iguales a los más grandes héroes conocidos!

2.-
¡Oh, período de juventud! ¡Elasticidad siempre puesta a prueba!
Oh hombría, equilibrada, florida y completa.

Mis amores me ahogan
oprimiendo mis labios, obstruyendo los poros de mi piel,
llevándome a empellones por las calles y lugares de reunión,
llegando a mi por la noche gritando ¡Hola! desnudos...
Durante el día hamacando y gorjeando sobre las rocas del río en mi cabeza,
llamándome por mi nombre en la floresta agolpada por el verde suelo y los sarmientos,
apareciéndose de pronto a mi vida a cada momento caprichoso,
cubriéndome con suaves y balsámicas caricias,
alcanzando en silencio las creencias de su corazón para tomar por sí un puñado de amigos.

¡Oh! ¡Ancianidad que maravillosamente avanzas!
¡Oh, bienvenida, gracia inefable de los días moribundos¡ 

Cada condición promulga no sólo lo suyo; promulga lo que crece de ella y fuera de ella
y el silencio debe ser una incertidumbre que promulgue como cualquier otra.

Abro mi cuarto de los huéspedes por la noche y veo los sistemas planetarios lejanos, esparcidos
y todo cuanto veo multiplicado, hasta donde puedo descifrarlo, es un límite exterior a sistemas aún más distantes.

Más y más se extienden, expandiéndose, siempre expandiéndose hacia afuera y siempre hacia afuera.

Mi sol tiene su sol que en torno suyo obediente rueda.
Se une a sus compañeros, que se agrupan en un circuito superior
y siguen conjuntos aún mayores que reducen a insignificancia las agrupaciones que llevan dentro.

Nada se detiene y nada se detendrá jamás.

Si yo, tú y los mundos, con todo cuanto hay sobre sus superficies, fuésemos reducidos en este momento a un pálido humo, de nada valdría hacia el infinito horizonte;
de seguro volveríamos al punto en que estamos ahora.
Y de seguro llegaremos más allá,... y más... y más.


Algunos cuatrillones de eras,
algunos octillones de leguas cúbicas no cuentan en la expansión ni la inquietan.
Solo son partes. Todo es sólo parte.

Mira la lejanía. El espacio exterior es ilimitado.
Cuenta siempre lo más posible. El tiempo en torno es ilimitado.

Mi rendez vous (nombramiento) ha sido fijado, y es cierto.
Allí estará el Señor, esperando mi previsto alcance, mi prevista llegada...
El gran camerado, el fiel amante por quien me consumo, estará allí.


                                                                                          Antonio luque fernández

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...