Nací en
la Mítica y monumental ciudad de Granada, criándome mis veinticinco primeros
años en la chiquita y Marinera ciudad de Almería. Mi infancia y juventud las
recuerdo, como un niño tímido y solitario, aunque tenía en ese momento tres
hermanas y tres hermanos, con los cuales jugábamos y nos entreteníamos.
Estudié
Maestría Industrial de electrónica, y vi que ese no era mi camino y empecé a
escribir tímidamente. Estaba desorientado en el paro, sin saber quien era y que
quería hacer en la vida, cuando mi madre, a la que estaba muy unido murió,
quedándome hundido, y con algún desamor que otro. Volcándome en la escritura,
pensando en el suicidio, pero como dice un poema mío, sin yo colaborar, me daba
miedo hasta ese hecho de dar yo ese paso. Pasó el tiempo, ya instalado en
Dílar, independizándome con trabajo de conductor – repartidor y con novia, me
sentía vacío, no seguía mis inquietudes, que eran dedicarme a la creatividad -
la escritura.Aproveche que fui al paro e inscribiéndome en Dílar en el paro agrícola, para trabajar unos días al año, poder cobrar el paro y poder dedicarme a escribir y crear. Cosa que hice, publicando dos libros, en medio de un gran desamor. Dedicándome compulsivamente a la creación. Pues las portadas de los libros las diseñaba yo y el segundo libro llevaba veintiocho dibujos.
Teniendo en mil novecientos noventa y cuatro mi primer ingreso. Yo que según pensaba podía obtener el premio Novel de literatura, encerrado de forma involuntaria. Fue un golpe duro para mí. Sin tener conciencia de la enfermedad ni fuerzas, por la medicación y en esfuerzo creativo y emocional hecho durante algunos años, iba todos los días por la mañana al hospital de día, del Licinio De La Fuente.
Hacia marquetería incesantemente, que luego pensando que no correspondía a mi calidad artística quemé, en un acto de rabia y lustración. Volví a recaer tras la muerte de mi padre, en mil novecientos noventa y cinco en Febrero, ingresando en Marzo. De nuevo sin conciencia de la enfermedad y al hospital de día, tras mi segundo ingreso involuntario. Tuve que ir dejando la creatividad por motivos de salud, pues me ponía a crear convulsivamente y recaía en la enfermedad, lo cual me llevó también a una fuerte depresión. Teniendo la casa literalmente abandonada y yo mismo. En el dos mil tres, cuando ya creía estar recuperado y me quitaron la medicación, recaí por última vez hasta ahora.
De nuevo al hospital de día de Granada y conocí a la asociación Sapame, en Septiembre del dos mil cinco. Estaba vacío, hundido, sin ilusiones de vida, para mí vivir era un continuo calvario, pero no tenía intenciones de quitarme la vida, aunque lo deseaba. Desaliñado, mal aseado y la casa también. Yo fui a Sapame con una actitud pasiva, sin querer implicarme en sus actividades, que por entonces eran mínimas, la asamblea de los jueves, a la que empezó ir bastante gente. Participando en la elaboración de los estatutos de la asociación y su legalidad.
Fui sin darme cuenta adquiriendo responsabilidades, participando en grupos de trabajo, como el de actividades culturales y llevando la revista. Iba mejorando, pero lentamente para mí y sin yo casi darme cuenta. Seguí adquiriendo responsabilidades, llegando a ser por circunstancias de la asociación el vicepresidente de Sapame, siendo ahora tesorero y secretario, y tesorero de En Primera Persona. Me he ido sintiendo con más autoestima y más útil a mí y a las demás personas.
Pero esa no es mi real recuperación o mi meta última, si no recuperar mi actividad creativa, aunque de una forma más controlada y con la cuestión económica resuelta. Cosa que poco a poco, pienso ir retomando, sin dejar de momento las actividades y responsabilidades de Sapame y de En Primera Persona.
Ya llevo
dos veranos que me dedico tímidamente a pasar y corregir una novela de las que
tengo escritas y el pasado empecé a pasar otra. Comenzando a compaginarlo con
la escritura. Me voy sintiendo una persona con ganas de vida e ilusionada con
mi futuro. Y con el empoderamiento de mi vida, llegar a la recuperación plena
que ahora si creo que es posible en mí y en otras muchas personas con algún
trastorno mental.
Ánimo a
las personas de Sapame a que con el empoderamiento y constancia, lleguen a la
recuperación y rehagan su vida en la medida de lo posible en cada caso. Y a las
personas que no tienen ningún tipo de trastorno mental, que siguiendo nuestro
ejemplo encaucen sus vidas y no nos rechacen, sabiendo que somos personas con
sentimientos y capaces de darnos a las demás personas, sin ser violentos, ni
agresivos, e incongruentes, como algunos medios de comunicación y la sociedad
en general, se empeñan en señalar.
Por José
Domingo Morales Morell.
A siete
de Marzo del dos mil catorce.
me cachis en diez, un error mas es no creer en la recuperación... simplemente se pasan por problemas de los que con un poco de ayuda se puede salir más persona. Un fuerte abrazo... Añadiría que no estoy mejor por mis estudios(yo soy el de lo jurídico) sino por mis buenos amigos y mis objetivos de cada día. El simple hecho de que sapame exista es una gran ayuda y participar, aún más. Hasta pronto. Lo que cuentas es bien bonito, y un ejemplo de tiempo, madurez y educación. entre otras cosas :) hasta pronto Domingo.
ResponderEliminarYa sabeis q os tengo una profunda admiración y cariño...un ejempo diario de q los super héroes existen. Me ha encantado , aunque ya me habias contado algo, tu historia...siempre es un lujo oirte y leerte ....no sé q me gusta mas. Un besazo enorrrme
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