El Domingo veinte de Enero,
celebración de San Sebastián, victorioso patrón de Dílar. Con frío y viento,
diez de las personas socias de SAPAME subimos en autobús a cumbres verdes, por
encima de la Zubia. Bajándonos del autobús en la última parada a la altura del
restaurante la Guitarra, con frío pero bien abrigados y con buen calzado
excepto nuestro compañero Felipe que llevaba zapatos y se quedó con tres
personas cerca de la Fuente del Hervidero. Los demás, con Pilar al mando,
subimos al Canal de la Espartera. Ya subiendo había nieve en el camino. La
nieve cubría el Canal de la Espartera, había alguna gente que se disponían a
andar por la zona.
Tras unas fotos en el canal de la Espartera y unas
vistas de la sierra formidables, por el frío intenso que hacía en la zona
decidimos bajar a por las demás personas socias de SAPAME y coger el llamado
Camino de los Llanos, que ya era cuesta abajo y parando por el camino en el
mirador del Barranco de Huenes. Tras hacernos algunas fotos continuamos hasta
el área recreativa de los Llanos, donde tras comer algo y reponer fuerzas,
continuamos el caminar hacia el Barrio de Monachil. Donde nuestro amigo y socio
Ignacio Martín tiene un chalecito, donde descansamos poco tiempo para continuar
en caminar hacia Monachil.
Todavía con ganas de andar fuimos a
Monachil por el río, siguiendo una acequia. Ya en el pueblo, siguiendo a la
gente, llegamos a una gran plaza donde festejaban la Olla de San Antón. Lo
primero que vimos fueron por lo menos ocho perolas grandes bullendo,
desprendiendo un olorcillo a tocino y morcilla que nos abrió el apetito.
Decidiendo comer en un banco y sentados alrededor de una fuente, por tal de no
esperar la gran cola que había para la comida.
Después de almorzar, tomamos algo
calentito en un bar cerca de la plaza, donde se respiraba tranquilidad y
cultura, pues había dibujos en las paredes, una tarima y un armario empotrado
con libros. Estuvimos bastante rato allí dialogando distendidamente, decidiendo
ya que eran las cuatro y media de la tarde casi e iba a ser el sorteo de un
marrano despiezado de ochenta y cinco kilos. Y llevábamos dos papeletas, así
que nos quedamos al sorteo. Estuvimos bailando al son de la música al lado de
la carpa. Tras oír un número que no era de los que llevábamos, nos dirigimos de
nuevo al Barrio de Monachil.
Unos cinco socios de SAPAME se quedaron en una parada
de autobús cerca del chalecito de Ignacio Martín, donde fuimos los otros cuatro
socios de SAPAME y la socia Pilar. El anfitrión y la anfitriona, se portaron
muy bien. Nos prepararon una infusión que estaba buenísima y unas tostadas con
aceite de oliva y azúcar que también estaban buenísimas.
Con una ligera llovizna a las seis y
algo nos dispusimos a coger el autobús destino a Granada, donde llegamos sin
novedad y nos despedimos hasta otra. Lo pasamos en definitiva muy bien.
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