El pasado martes, 14 de marzo, asistí a la Comunidad Terapeutica de la Chana para hablar de Sapame, sobre mi proceso y emociones que he experimentado en este y las que me siguen acompañando.
Mi objetivo y pretexto allí era dar esperanza, luz... compartir vivencias de esto llamado recuperación, de la transformación que podemos realizar en nuestro ser y la importancia que tiene caminar, caminar en la vida a pesar de los síntomas y las crisis. No quedarnos paralizados.
Llegué a la Comuidad antes de lo previsto, quizas nervios por lo que me esperaba. Me esperaba hablarle a compañeros que no conocía, a compañeros de lucha y batalla que jamás habia visto (en su mayoría).
Me presenté ante ellos (también había profesionales en la sala) y me dispusé a leerles una carta que había escrito unos días antes para ese día. En ella reflejaba la importancia del compañerismo y el apoyo mutuo de manera informal que pueden realizar en la Comunidad. Lo que este llena y lo valioso que es en nosotros ya que ayuda a caminar en la recuperación.
Hablé también en ella de la posibilidad de darle la vuelta al sufrimiento que vivimos o hemos vivido, hacer de la crisis una oportunidad, un cambio personal. De la importancia que tiene el superarse y el beneficio de trabajar y sentirse útil. Para ello les lanzé la siguiente pregunta:
¿Qué hubiese pasado si le hubiera hecho caso a mis miedos y me hubiera quedado en la cama en casa sin hacerles frente?. No hubiese experimentado la sensación de trabajar, de probar un nuevo rol en mi... si le hubiese hecho caso a mis sintomas, a mis miedos...
No quise terminar la carta si transladar el mensaje:"TODOS tenemos un don, una habilidad o un potencial por desarrollar. Animaos a darle la vuelta a la enfermedad".
Para concluir el encuentro realizamos una dinámica que consistía en hacerles un regalo simbólico. Pusimos una canción relajante y nos dispusimos a contactar con nuestro interior, con nuestras fortalezas... con aquello que nos ayuda a nuestra recuperación. Repartimos una cinta que simbolizaba ese mensaje con la intención de atarla en la muñeca y que este nos acompañase en nuestro proceso.
Agradecer la invitación y la participación. Fue una mañana muy emocinate, emotiva en la que disfruté mucho del intercambio y de la participación. ¡Gracias!, María.