La asistencia de socios y amigos de Sapame, fue numerosa, así como los requisitos y burocracia que nos pone El Patronato de la Alhambra para ver y disfrutar de nuestros jardines y de nuestra historia. Pero Sapame saben con arte dejar contenta a la burocracia.
Que hermosura, que deleite para los sentidos y el alma, pero se hace de rogar orgullosa y distante.
La tarde fue preciosa, la luz divina (atardecer), ultima hora (poca gente), el interés se vio patente y la guía (de nombre Mª José y guapa) nos supo llevar con soltura y provoco muestra curiosidad por cuanto nos rodeaba.
Preguntas y comentarios que fueron en libertad expuestos, saciaron curiosidades y egos.
Nos empapamos de flores y verdes con sus nombres, sus orígenes e historia. El agua que surge milagrosamente nos desveló su camino y destino. Las huertas en paratas nos hablaron de comidas tiempos pasados.
Los aposentos y patios nos insinuaron los placeres para los que fueron creados. Que frescura las escaleras con las barandillas de agua bajo un túnel de fresco y tupido follaje.
En el auditorio los bailarines ensayaban cada uno su papel, un desorden de jóvenes cuerpos en movimiento al sol y el viento. También era hermoso lo que no entiendo.
Bellos paisajes de Granada su vega y montañas.
Los jardines hablan de trabajo con mimo y constancia en el tiempo, suelos empedrados o de ladrillo, chorros de agua como canto de sirenas nos hacen “perder el tiempo”. Llego prematura la hora de cierre.
La entrada y la salida fue por un largo y hermoso pasillo de añejos cipreses, guardianes celosos del ritual de peregrinación de un mundo a otro.
No os perdáis la próxima visita a “La Alhambra Clásica” el domingo 17 de julio, preguntar en Sapame, y ¡¡disfrutemos de la Alhambra!!
¡Qué maravilla y qué suerte la vuestra!
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