Soy
Irene, y como ya sabéis, llevo ya dos intensos meses haciendo las prácticas de
Trabajo Social en esta asociación. José Manuel me pidió una reflexión sobre la
experiencia que estoy viviendo en Sapame. Es difícil poner las palabras justas
a tanto, tanto que siento y que he aprendido, pues es inmenso lo que Sapame me está
aportando, y que ya forma parte de mí, para siempre, pues he crecido un poquito
más, he dado unos pasos más en mi camino, y vosotros me habéis acompañado en
esa aventura.
Para
intentar poner orden a tanto que pasa por mi mente y corazón en relación a
Sapame, me he preguntado qué estoy aprendiendo, y qué ha cambiado en mí tras mi
paso por aquí.
Elegí
Sapame porque quería realizar mis prácticas en un dispositivo no
institucionalizado y sobre todo, de naturaleza autogestionaria, creada por y
para los propios interesados. Quería un movimiento de base y colectivo. No
encontraba mi “hueco” en el trabajo social, pues nunca he querido trabajar para
la administración, y las diferentes vías que iba conociendo no me convencían,
pues a mi parecer, se hundían en la burocracia y los procedimientos y quedaba
por último la persona, motivo por el que yo estudié trabajo social, por mi
profundo amor e interés por el ser humano en todas sus dimensiones y facetas.
Sentía que no encontraba la alternativa al Trabajo Social que yo idealicé y me
encontraba bastante desmotivada y desconectada con mi carrera.
Todo
eso ha cambiado en cuanto entré en contacto con SAPAME, me considero muy
afortunada pues he encontrado el ejemplo perfecto. En SAPAME, todo, y digo
TODO, gira en torno a las personas, son el eje y el motor principal, y la prioridad
ante todo; las personas y su bienestar.
En
la dinámica diaria de papeleo, organización de actividades, búsqueda de
recursos, preparación de ponencias, etc. siempre hay espacio, y de hecho se
congela todo lo anterior mencionado, si alguien entra en la oficina con alguna
inquietud, malestar o alegría que quiera compartir, la prioridad se centra en
esa persona. Pues bien, para mí, eso es Trabajo Social, esa es mi idea de
Trabajo Social y el motivo por el que lo estudié, por el humanismo, por el amor
entre las personas, por esa voluntad de compartir, de ayudar, de aprender y
enseñar... de crecer conjuntamente. Se respira humanismo y comunidad, se siente
la colectividad.
Siempre
me ha interesado la Salud Mental, de hecho ya realicé otras prácticas (de Integración
Social) con este colectivo, pero desde un enfoque más médico. Aún así, en las
anteriores prácticas aprendí también mucho sobre el ser humano, y sobre lo
difusa que es la línea entre lo que hacen llamar “realidad” y “locura”.
Me viene a la mente una frase del libro que están
leyendo en el Taller de Lectura: “Eres un ser humano, no un tener humano”.
Conozco muchos “teneres” humanos fuera de la asociación, pero me llena y me
ilusiona el poder sentir que Sapame está llenito llenito de seres humanos, que
se tienen a sí mismos, que priorizan el ser al tener, y eso se respira en el
ambiente, y me nutre y me llena de muchísima buena energía, salgo cada día de
allí con alegría, con más ilusión y esperanza en el ser humano.
También
he empezado a ser más consciente del enorme estigma que sufre este colectivo,
pues entre varios agentes sociales (medios de comunicación, profesionales,
etc.) hay un gran número de estereotipos, discriminaciones, etc. causadas por
el desconocimiento y la falta de contacto con este colectivo. Por ello, es
importante conocer la realidad de primera mano, ya que disipa todos esos
prejuicios sin fundamento que tanto daño pueden hacer. Pero también me
sorprendió mucho cómo ello puede llegar a influir a los propios afectados por
el estigma, creándose el autoestigma, es increíble como las fuerzas externas
cambian la autopercepción de uno mismo; ésto último también me sirvió para aplicármelo
personalmente, cómo en base a los demás a veces nos creamos imágenes de uno
mismo que son eso, imágenes, y no tu Ser en esencia y en realidad.
No
quiero poner nombres concretos de personas, pues estoy aprendiendo de todos, y
todos me aportan muchísimo, ya forman parte de mi por su humanidad, su calidez,
su sabiduría, su alegría, su energía, su compañerismo, su lucha... me nutro de
todas y cada una de las personas que están en Sapame, y espero yo poder
nutrirlas un poquito.
En
definitiva, y para no enrollarme más, estoy contentísima con todo lo que estoy
aprendiendo en SAPAME, está siendo una experiencia personal, formativa y vital
que ya forma parte de mi para siempre.
Un abrazo, Irene :)
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