Primero quiero dar mi más sincera enhorabuena, a esta gran mujer por el estado de buena esperanza en el que se halla, que suerte tendrá tu bebe de tener ese pedazo de madre.
Y también dar la enhorabuena a nuestro
presidente José Manuel Arévalo, por los logros y éxitos conseguidos para esta
asociación de salud mental, que con su esfuerzo y constancia ha logrado que
seamos escuchados y atendidos, e integrarnos y participar en esta sociedad.
Dicho lo dicho, vamos a comenzar con
el taller que nos imparte Bibi, pidiéndonos la realización de un ejercicio
donde debemos agradecer a alguien algo,
que nos ayudará a empezar un nuevo año más pleno y satisfactorio, y una vez terminado
este ejercicio o carta, la expongamos aquí, y aún más importante todavía, hacer
llegar esta carta a esa persona a la que estamos muy agradecidos.
Yo expondré mi carta, por que si
expongo todas las de mis compañeros, se nos va el año, aparte creo que sería
indiscreción por mí parte, allá va:
“Estas letras van para ti, mi pequeña
gran persona, que te he hallado en mi camino en un momento crucial de mi vida,
que me has aportado cariño, serenidad, paz y mucha empatía, que me has
escuchado y no juzgado, sino que has comprendido mis emociones, las has vivido
conmigo y cuando he herrado y he hecho algo que no debía, también me has
entendido y respetado todas las decisiones que te he comentado, siempre con besos y abrazos,
incluso con lágrimas; haciéndome sentir estoica y siempre subiéndome la
autoestima. Gracias, ¡cosita grande!, por ser tú y estar ahí.”
Es cierto Bibi, este ejercicio influye
de manera satisfactoria para uno mismo, a la vez que soltamos emociones y
desarrollamos nuestras habilidades personales, nos aporta optimismo y un gran
orgullo el saber que contamos con personas valerosas en nuestra vida (no
estamos solos) y a la vez esta persona que recibe tu agradecimiento, procurará
estar a tu lado por que ella se siente también emocionalmente agradecida.
Bonito ejercicio.
El segundo ejercicio que nos regaló
Bibi fue una meditación muy especial, con la que todos los sapamistas
disfrutamos y que a continuación voy a relatar, como yo la viví y experimenté.
Formamos un círculo, nos pusimos de
pie, cerrando los ojos, con las manos abiertas y nuestros pies afianzados
fuertemente en el suelo, simulando que éramos un árbol, y nuestros brazos eran
el ramaje de ese árbol, muy fortificadas. Se acercaba una tormenta, corría un
fuerte viento, nos hacía tambalear, pero las raíces de nuestro árbol son muy
profundas y extensas y contamos con un tronco firme, seguro y preparado para
que nada ni nadie lo quebrante ni lo tronche y estará firme siempre que lo
cuidemos y no permitamos que lo talen.
Una meditación, que nos lleva a la
siguiente reflexión y conlleva a hacernos las siguientes preguntas, creando una
similitud con nuestra vida.
- ¿Qué clase de tormenta hay en
nuestra vida?
- ¿Cómo puedo procurar tener unas
raíces fuertes y firmes en mi vida?
- ¿Qué necesito yo para ser fuerte?
- a la 1ª pregunta: la falta de
amor, de humanidad, de libertad e independencia y de economía.
- a la 2ª: con voluntad, orden,
esfuerzo, afrontando esas tormentas que van y vienen, pidiendo ayuda, y siendo
lo más positivo posible.
- a la 3ª: nuestra aceptación y la de los demás, lealtad, justicia, apoyo, cariño, comprensión y estar seguro de nosotros mismos.
A partir de aquí, buscaremos
soluciones, iremos a por todas, diciendo lo que deseamos y pensamos,
trabajando, para que el árbol de nuestra vida, sus ramajes, y el verde de sus
hojas no sean destruidos, por ninguna inclemencia, tenemos buenas raíces y aquí
en Sapame nos fertilizan con bastante luz.
Me voy dando las gracias a la dulce
Bibi y a su pequeño. Un abrazo y 1000 besos, ROSA.
P. D. Para mis dos pasiones, que
habéis sufrido tormentas, y muy fuertes, pero ahí estáis puesto que tenéis
buenas raíces que he abonado para que seáis frondosos y firmes en vuestras
decisiones, no os dejéis llevar por esa tormenta diaria, sois los mejores y los
más fuertes.
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