Fue quizás a principios de los noventa cuando tanto la prensa rosa como los “reality shows” de moda… intimidan de tal forma el normal desarrollo de la tarea periodística, del auténtico comunicador en definitiva, que la mediocridad es evidente.
Prensa amarilla, sensacionalista, que incluye titulares de catástrofes, acerca de accidentes, crímenes, adulterios y enredos políticos, están a la orden del día.
La mayoría de los programas de televisión consisten en conectar con las pulsiones mas primitivas y viscerales de la opinión pública.El amarillismo de la prensa se hace también patente cuando personas con algún tipo de enfermedad mental son victimas de juicios de valor y etiquetas bastantes graves, sacando a relucir con inmundo desatino comportamientos para nada usuales en la mayoría de las personas que padecen algún tipo de trastorno mental grave y que no es representativo a nivel porcentual.
La violencia verbal, incisiva y dañina de la noticia en sí misma, desde la prensa amarilla, espectacular y tensionada va mermando por entero la imagen que la sociedad debe tener sobre el enfermo mental.
Por Sonia Hurtado Peña
Desde mi punto de vista, el periodismo de hoy en día es bastante nefasto y los profesionales de la comunicación en un porcentaje muy alto deja mucho que desear. El problema es que muchos de ellos realmente no son profesionales aunque se dediquen a ello.
ResponderEliminarEstá claro que los medios de comunicación nos manipulan a su antojo.
Saludos.
Rosa