No habla, solo escribe,
cuenta la gran soledad en que vive.
La soledad del poeta
le llevaba a la poesía,
su mente estaba pensando
y su voz enmudecía;
pensaba en todas las cosas
que haría en compañía,
se deleitaba soñando
que su vida cambiaría.
No habla, solo escribe,
cuenta la gran soledad en que vive.
En sus odas nos narraba
que de amante carecía;
el pobre se lamentaba:
¡Cuán mala suerte la mía!
Encontrar un gran amor,
la esperanza que tenía
y su rostro delataba
la alegría que sentía.
No habla, solo escribe,
cuenta la gran soledad en que vive.
Ven a verme a la ribera,
estaré en mi guarida
para ver los pajarillos
y escucharlos cómo trinan.
Jamás vino nadie a verle,
nada con él compartían.
cuenta la gran soledad en que vive.
La soledad del poeta
le llevaba a la poesía,
su mente estaba pensando
y su voz enmudecía;
pensaba en todas las cosas
que haría en compañía,
se deleitaba soñando
que su vida cambiaría.
No habla, solo escribe,
cuenta la gran soledad en que vive.
En sus odas nos narraba
que de amante carecía;
el pobre se lamentaba:
¡Cuán mala suerte la mía!
Encontrar un gran amor,
la esperanza que tenía
y su rostro delataba
la alegría que sentía.
No habla, solo escribe,
cuenta la gran soledad en que vive.
Ven a verme a la ribera,
estaré en mi guarida
para ver los pajarillos
y escucharlos cómo trinan.
Jamás vino nadie a verle,
nada con él compartían.
Rosario Martín Romera
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